21 de enero de 2017

PMM4. La Amenaza Fantasma

Bueno, pues ya hemos llegado al cuarto capítulo. Espero que os guste, empieza el segundo arco de la historia:

Volvimos a casa y la bronca que nos cayó por parte del profesor Loom fue épica, pero la madre de Kitty se deshizo en lágrimas y nos ahogó a abrazos a los tres rescatadores al descubrir lo que había pasado.
Durante varios días, Kitty, Terence, Mike y yo fuimos el tema de conversación de prácticamente todos nuestros compañeros. Yo no olvidaba nunca mencionar el genial trabajo de Lucas y Albert, sin los cuales no hubiéramos podido llegar a averiguar dónde estaba Kitty.
-Bueno, entonces ¿todos habéis entendido lo que entra en el examen? - Dijo el profesor Loom. El examen de geografía sobre los continentes y los océanos. Ese que había sido explicado mientras Mike, Terence y yo estábamos en la cueva Sonora. Así que, al acabar la clase, fui a buscar a Missy. Mike quería ir a jugar al baloncesto, pero no le dejé: si había faltado a clase necesitaba recuperar.
Missy era una pokémon fantasma, tenía que llevar unas gafas especiales equipadas en clase, porque si no, no veía la pizarra. Era una estudiante ejemplar, así que fuimos a pedirle ayuda para el examen. La encontramos sentada en el patio, cuchicheando con Stella, Kitty, Maria, Paula, Marta... como siempre. Al ver a Mike interrumpieron su conversación, y todas rieron, nerviosas. Me pareció extraño, pero hubiera jurado que Isabelle se sonrojaba un poco antes de reír.
- ¡Hola, chicas! ¿Qué tal? - saludó Mike, mientras yo me acercaba a Missy. Mike no era tan tímido como yo.
-Hola, Missy...
-Oh, vaya, los grandes héroes de la escuela quieren hablar conmigo. ¿Qué querrán, rescatar a otra damisela en apuros? - dijo, riéndose. - Yo me rescato sola. - Al decir eso, lanzó Bola Sombra contra el suelo, unos metros más allá, dejando un círculo de hierba de unos 5 metros de diámetro completamente gris.
- ¡Missy, no seas así! Sabes que odio que hagas daño a las plantas. - dijo Emma, una cherubi.
-Vale, lo siento... simplemente me apetecía presumir de mi recién estrenado nivel 17.
-Bueno... el tema es que... el día que fuimos a rescatar a Kitty nos perdimos la lección que entra en el examen de la semana que viene y… me preguntaba si tú... podrías.... ayudarnos, por favor.
-Claro, Roy, sin ningún problema.
Kitty dijo que también venía, así que los cuatro nos dirigimos a la biblioteca. Estaba vacía, así que, sacando los libros y apuntes, cogiendo un lápiz cada uno, Missy empezó a explicarnos sobre Groudon y Kyogre. Al parecer en el mundo pokémon había tres grandes continentes: además del nuestro había uno más allá del mar del oeste, cuya ciudad más importante era Aldea Tesoro. El tercero no entraba en el examen.
De repente, la madre de Missy, Maggie, apareció, atravesando la pared como un vendaval. En un abrir y cerrar de ojos, cogió a su hija y, dando unas vueltas histéricas por la sala, salió por el lado contrario. La biblioteca quedó hecha un asco. A mí me dolía todo el cuerpo, y Mike parecía algo herido. Aquella pokémon había atacado por toda la habitación. Kitty había salido bien parada, al ser de tipo normal, los ataques de Maggie no la afectaron.
-Pero… ¿Qué ha pasado? - dijo Mike, levantándose, aturdido. Kitty me tendió una baya aranja, la cual comí agradecido. Entonces, oímos un grito fuera de la biblioteca. Nos miramos, asustados, y salimos corriendo.
Maggie y Missy habían desaparecido, dejando como único rastro el rostro aterrorizado de Emma. Corrí hasta ella, tan rápido como pude, seguido de mis dos amigos.
-Emma, ¿qué ha pasado?
La cherubi estaba bloqueada, y al abrir la boca para hablar se echó a llorar:
-Missy… su mamá… se chocaron conmigo y… - señaló hacia arriba.
Así que se había ido volando. Mike y yo nos miramos: ya sabíamos qué hacer. Corriendo, con Kitty por detrás, llegamos al rincón de Albert. Tras comentarle la situación (que no pareció preocuparle demasiado), nos dijo que no podía hacer nada:
-Missy y su madre son de tipo fantasma. Yo soy un pokémon tipo psíquico, y nada de lo que yo haga podrá hacer gran efecto. A ti te pasa igual, Roy.
Ante la negativa de Albert, fuimos a buscar a Lucas. Pero el ataque de Lucas era tipo normal, por lo que no podía usarlo con Missy o su madre. Kitty, presa de la impotencia, dio una patada contra el suelo, y de inmediato pegó un bote increíble.
Mike se quedó mirando hacia arriba, boquiabierto, mientras Kitty pasaba una eternidad allí arriba. Finalmente cayó, aterrizando sobre las 4 patas, con elegancia.
-Kitty... ¿Qué has hecho?
-He usado ayuda... y he tenido la suerte de ser capaz de usar bote. ¡Ha sido increíble, casi como si volara! Me da miedo utilizar ayuda, porque casi siempre acabo utilizando derribo, que es el movimiento que más compañeros de clase conocen, pero supongo que esta vez he tenido la suerte de copiarlo de Bea. Heredó el movimiento de su madre, la famosa gimnasta, la conocéis, ¿verdad?
-Ahora que lo pienso... si Bea es una buneary... ¿Eso significa que su madre es esa Lorena, la famosa gimnasta que se transforma durante sus actuaciones? - dedujo Mike.
-Sí, ¿No lo sabíais?
Las megaevoluciones. En el laboratorio de papá, en la ciudad, investigaban esos fenómenos. Muy pocos pokémon conseguían llegar a ese estado, y ninguno había sido capaz de mantenerlo durante un día entero. Lorena se había convertido en una estrella gracias a que había aprendido a realizar la megaevolución casi a diario. No sabíamos que la madre de Bea era esa Loppuny.
¿Quizás la madre de Missy había megaevolucionado y por eso se había vuelto loca?
-Ejem… chicos… no nos vayamos por las ramas. Lo importante no es la mamá de Bea ahora mismo, lo importante es rescatar a Missy. He visto por donde estaba. Iba hacia la Mina Onda Trueno.
Mike se estremeció, pero lejos de dejarse amedrentar por los pokémon tipo eléctrico de la mazmorra, echó a correr hacia allí:
- ¡No hay tiempo que perder! ¡Venceremos a la madre de Missy y a todos los pokémon que se interpongan en nuestro camino!
- Hasta luego, Kitty, ten cuidado. No sabemos si el ataque de locura de la mamá de Missy podría ser contagioso. Quizás más padres enloquezcan y secuestren a sus propios hijos.
- ¿Cómo que hasta luego? - dijo la Skitty, enfadada. - Me salvasteis una vez y quiero ayudaros a salvar a Missy en esta. Antes su mamá casi os deja fuera de combate a los dos, y yo he aguantado todo, quedando sana y salva. Quizás esté unos niveles por debajo de vosotros, pero eso no significa que no pueda ayudaros.

Al principio iba a negarme en rotundo, pero tras oír sus argumentos me quedé sin palabras. Tenía razón. Si alguien tenía que quedarse en la escuela en esta ocasión, yo era el indicado. Y no iba a dejar de ir a salvar a Missy por una estúpida ventaja de tipos. Así que Kitty me invitó a sentarme en su espalda y corrió tras Mike, que ya nos sacaba tanta ventaja que ni lográbamos verlo. 

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