Me despierto. Recibo un mensaje en el móvil. Es la gerente
del Burger King:
“Hola equipo,
Debido a la situación que hay ahora mismo y que de momento
solo se va a proceder al servicio a domicilio únicamente, se han recortado las
horas del restaurante y se va hacer un ERTE.
Eso significa que es un cese temporal de empleo y que en
cuanto las cosas se normalicen seréis todo readmitidos manteniendo las
condiciones y antigüedad de vuestros contratos.
Las personas que formarán el equipo ahora son: V., A., Aitor
Lucas, J., E., J. y yo.
En cuanto sepa los horarios os los transmito ya que
cambiarán las jornadas de trabajo debido a la situación.
Por favor estar tranquilos, sé que todo esto asusta, pero
son medidas temporales las cuales esperamos se solucionen pronto
Cuanto tenga más información sobre el procedimiento que
tenéis que seguir para la prestación o cualquier cosa os lo comunico.”
Salgo del cuarto y veo a mi compañera de piso
instalando el ordenador de la oficina en el salón, mientras la tele sigue
diciendo que si coronavirus aquí o allá. “basta”, pienso, “llevamos 5 putos
días con lo mismo, no puedo más". Desayuno y me voy a la calle, a un parque. Sin
internet en el móvil y con la música puesta, paseo 3 o 4 horas, sólo y
desconectado.
Vuelvo a casa tras tres horas. Todo sigue igual, pero estoy
mucho más relajado y despejado. Decido seguir con mis planes, pero en vez de
hacer lo previsto, pasar la tarde en la calle con mi mejor amiga, me tengo que
recluir en su casa, evidentemente. ¿Quién coge un bus en plena pandemia? Paso la
tarde con ella. El primer día lo he pasado bien, pero no sé la que me espera.
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