11 de marzo de 2015

Crónicas de Hirondale VI: Hacia el Reino Yaoi

El viaje del grupo continuó. Tras coger provisiones en el castillo Real de Punto (provisiones que los habitantes les entregaron de buen gusto, como Luis, que les entregó reservas de paté, carne e incluso les ofreció unos cuantos abrigos de plumas, todo de su rebaño de patos), se pusieron en marcha.
-Siento que no podáis ver la capital de nuestro reino en todo su esplendor. Uno de mis objetivos cuando canto es precisamente ese: hacer la ciudad lo mas bella posible.
-Seguro que cuando encontremos al Sabio Hams volverá a ser el lugar más bonito del mundo.-dijo Isu, con una sonrisa.
Acto seguido, Aitor se giró y se puso a hablar en voz baja y atropelladamente con Patata.

Poli, que estaba mirando hacia allí, se acercó despacio a Isu y le susurró:
-Ayúdame a conquistarla... porfa... Isu...
-¿Yo? ¿Me estás pidiendo que te ayude a cortejar a alguien a mí?
-Ya, tienes razón, eres un inútil, iré mejor a pedírselo a Samu, tiene pinta de tener más éxito con las mujeres.- y voló hasta el ninja.

Samu estaba contento de haber encontrado a Aitor. Un grupo en el que había un experto luchador más era un grupo mejor defendido. Además, el príncipe quería instruir él a Isu, por lo que Samu podría encargarse más tranquilo de su propio entrenamiento. Hasta ahora durante sus excursiones se había preguntado sobre si no sería demasiado el entrenamiento intensivo de tantos inexpertos para sus dos senseis.Pero ahora que Aitor se unía al equipo de senseis, aunque sólo fuese para enseñar a Isu a usar la vara, podía completar las misiones de entrenamiento que Koga-sensei le imponía sin temor a que nadie quedase desatendido.

En esos pensamientos andaba perdido Samu cuando Poli le dio un tirón de la capucha.
-Eh, Samu, ayúdame, porfa. Samu, eh. ¿Me oyes?
-Soy un ninja. Siempre oigo. ¿Qué necesitas, pequeño?
-Eh, yo....-Poli enrojeció, pero le contó todo a Samu sobre Patata.
-Ya veo... verás, me temo que no me será tan sencillo ayudarte. Puedo parecer muy ligón y todo lo que quieras, es más, según las últimas revistas de Term, soy el chico más atractivo de mi edad, pero... lo cierto es que no tengo novia. Soy un ninja y me gusta estar sólo. Quizás deberías hablar con Álv-sensei, o con Alecs. Alecs sabe mucho sobre muchas cosas.

Así que Poli revoloteó hasta el lugar donde Alecs estaba construyendo algo que sólo Alecs sabía que era.

-Oye, Alecs, tu que lo sabes todo... ¿Podrías ayudarme a conquistar a Patata?
-¿Te gusta la rana de Aitor? No creo que seas capaz de... digo... te deseo mucho ánimo, pero no sé si podré ayudarte, yo nunca me he enamorado. Deberías preguntarle a W. Puede que no lo parezca, pero cuando algo le interesa, se convierte en un experto sobre el tema.
-Ah, claro, claro que le interesa... Eres un genio, Alecs.

Y Poli dejó a Alecs tranquilo, el cual, volvió a tirar eso en lo que trabajaba, frustrado.

Mientras W lanzaba estocadas a un maniquí, bajo la atenta mirada de Alv-sensei, Poli se les acercó.
-Como me desconcentres al niño, te prometo que no vas a volver a ver la luz del sol.-sentenció Alv.
-Entendido. No importa, tu me sirves igual. Quiero conquistar a Patata. Y no sé ligar.

Alv-sensei se sentó. W ni se inmutó, continuaba machacando el improvisado maniquí de Alv con la furiosa espada.
-Recuerda la técnica. Es tan importante como la fuerza y el kime.
W no respondió al maestro, pero bajó la velocidad y la fuerza e intentó esforzarse mas en aquello que su sensei le había dicho.

-Cuando conocí a Sarah, ella estaba enamorada de otro. Era un gilipollas integral, un chico insoportable, no sé porque ella le tenía tanto aprecio. Se trataba de, ni más, ni menos, de Domin, un pescador. En aquella época la pesca estaba muy de moda, así que Domin era muy popular. Por suerte, fue tan tonto como para rechazar a Sarah. Entonces, ella juró no volver a enamorarse de ningún hombre y hechizó su propio corazón para que el amor no volviese a dañarla. Pero... bueno, se me da muy bien romper cosas, así que sin que ninguno de los dos supieramos cómo, logré romper ese hechizo.
-¡Pero lo que a mi me interesa es cómo lo lograste!
Alv desvió la mirada hacia su alumno justo en el momento en el que éste daba un giro sobre sí mismo y...

El corazón de W se detuvo cuando tropezó y vio la espada salir de su mano disparada hacia arriba. Abrió los ojos, asustado, sintiendo a cada segundo el frenético latir de su corazón. El mundo se detuvo a su alrededor. El maniquí se quedó quieto. La espalda flotaba sobre él, apuntando peligrosamente a su pecho. Alv se paró en pleno salto y Poli quedó boqueabierto. Isu y Bin lo miraron aterrorizados, mientras las caras de Pokman y Alecs se detuvieron con una expresión de confusión.

Luego todo pasó muy rápido.
-¡Suéltalo!
La espada de W se clavó en el suelo, a su lado, helada.
Isu miró a Aitor, admirando lo que acababa de hacer.
-pero... ¿No necesitabas cantar para que tu magia funcione?
-Eso sólo con los hechizos más grandiosos, como el de mantener la ciudad helada. Para los demás, con una simple palabra o algún movimiento de baile, me basta.

W no pudo evitarlo más y se echó a llorar. No podía ser débil. Ser débil no estaba bien. Tenía que ser capaz de defenderse de las Trerras.

Koga suspiró y se acercó al chico.
-He visto alumnos tardar meses en hacer lo que tu has conseguido en sólo dos semanas de viaje. Ven conmigo, creo que tienes que ver a lo que me refiero.

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Al rato de que Koga y W hubieran desaparecido del campamento, Bin estaba hablando con Patata, ya que se había enamorado perdidamente de sus dibujos. Pero Patata veía que la mente de su interlocutora estaba en otra parte:
-Tranquila. Cuando Aitor estuvo estudiando en el Dôjo Bell de Taco, en Term, tuve ocasión de conocer a los senseis. Puede que W quede herido, pero tras un entrenamiento con Koga-sensei tus heridas siempre podrán ser curadas.
-¿Cómo has sabido... digo... no me importa lo que le pase, sólo somos amigos.
-Los amigos se preocupan unos de otros. ¿Además... sólo sois amigos?

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