Hola, soy yo, Aitor. He estado trabajando en este proyecto durante unos meses para no empezar a publicarlo antes de terminar y acabar dejándolo a medias (véase Crónicas de Hirondale). Publicaré semanalmente, hasta terminar la temporada. Si os gusta, podría hasta hacer una segunda parte.
Y sín más, espero que os guste:
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-
¡Venga, levanta, Roy, que vas a llegar tarde a clase! - Mamá me llamó
por tercera vez, pero se estaba tan a gusto en la cama… de todas formas,
me levanté, pues no quería que el señor Loom me castigase. Por suerte, yo aún no había tenido que sufrir ninguno de los terribles castigos que se decía que inflingía.
Me
levanté y desayuné, como todas las mañanas. Después, me lavé la cara y,
tras coger la mochila, salí de casa, despidiéndome de mi madre con un
beso.
- ¡No vuelvas tarde! Avisa a papá si vas a quedarte con tus amigos, ¿vale?
- ¡Vale, adiós! - salí corriendo hacia el cruce donde siempre quedaba con Mike, mi mejor amigo.
Al
llegar, descubrí que sí que había tardado en levantarme: Mike ya estaba
allí, esperándome, y el que solía llegar primero era yo.
- ¡Hola, Mike! ¿Qué tal? – Saludé, alzando la mano.
- Odio los lunes. – fue la única respuesta que recibí, como siempre. La verdad es que Mike tenía muy mal despertar, en especial los lunes.
Comenzamos a caminar hacia la escuela. Vivíamos cerca, tardábamos apenas 5 minutos en llegar, pero ese tiempo nos cundía para hablar de muchas cosas:
-Deberían prohibir entrar tan pronto a clase. ¡Es malo para nuestra salud! Algún día lo demostraré.
-Vamos, Mike, tampoco es tan pronto. Mi padre se levanta todos los días una hora antes que nosotros.
-Ya, pero eso es porque trabaja en la capital y tiene que viajar lejos. Pero él ya es mayor, no como nosotros.
-Cómo te gusta quejarte... Habrás hecho los deberes, ¿no?
- ¡Claro que no! Tenía cosas mucho mejores que hacer. Además, el ejercicio era opcional. Ayer fui con Carl y Pod a escuchar la historia de...
En ese momento, Jack nos interrumpió. Venía a toda velocidad, algo preocupado:
- ¿Habéis visto a Kitty? Quedé con ella a la entrada del colegio, pero no está...
Todos en el cole sabíamos que Jack estaba loco por Kitty y lo terriblemente catastrofista que era con todo, así que Mike y yo supusimos que Kitty simplemente se habría quedado dormida, o quizás que llegaba tarde por cualquier otro motivo.
Aquel día en clase fue como cualquier otro, el profesor Loom nos estuvo enseñando matemáticas. No vimos a Kitty llegar
a clase en toda la mañana, así que en la hora de comer Mike y yo fuimos
a buscarla a casa, junto con Lucas, un compañero de clase que, al ser
un Growlithe conocía el movimiento rastreo y podría seguir el rastro de Kitty si había salido de casa.
-Roy, ya que eres un Ralts, usa tu habilidad para ver si detectas la presencia de Kitty en la casa.
-No necesito activar nada. Las habilidades se usan sin hacer nada. ¿No atiendes a las clases del profesor Loom?
-Sabes que no-repuso Mike. -bueno, ¿la notas, o la detectas o lo que sea?
-No creo que esté en casa, pero quizás deberíamos mirar por la ventana...
-No será necesario. Usaré rastro, y si falla, querrá decir que Kitty no ha salido hoy de casa. Además, como Kitty es una Skitty, rastro será más preciso. Mi movimiento nunca falla con Pokémon como Skitty o Glameow.
Así, Lucas usó rastreo y descubrió que Kitty sí que había salido de casa aquel día. Empezamos a seguir a Lucas, que seguía el rastro de Kitty y se dirigía de vuelta al cole. Pero Lucas se paró de golpe cuando aún faltaba camino hasta allí.
- ¿Qué pasa, Lucas?
-El rastro para aquí. No sigue. Kitty paró aquí. Y no siguió.
Empecé a darle golpecitos a la parte rosa de mi cabeza, pues me ayudaba a pensar. ¿Qué pudo haberle pasado a Kitty? La idea de un posible secuestro empezaba a cobrar forma en mi mente.
-Agh... Si tan solo conociese profecía...
-Quizás tú no puedas usarlo, pero Albert sí que lo conoce. - dijo Mike, alegre- Pidámosle ayuda!
-Pero es un movimiento muy poco preciso, ¿y si falla? -repuse, preocupado.
-No lo sabremos si no probamos, ¿no?
Así
que fuimos a buscar a Albert. Lucas se fue a jugar a fútbol con otros,
así que nos despedimos después de que nos deseara suerte. A Albert, en
cambio, le gustaba teletrasportarse
a un rincón del patio nada más terminar la clase y allí se quedaba todo
el rato. Era algo raro, pero había estado con nosotros desde que éramos
pequeños, y le queríamos como a cualquier otro del grupo.
- Eh, Albert. ¡Albert! Necesitamos tu ayuda. - dijo Mike mientras nos acercábamos. - ¿Puedes usar profecía?
-Si.
-la voz de Albert sonó en nuestras mentes. A Albert no le gustaba
hablar, así que aprovechaba su condición de abra para hablar
telepáticamente. También veía con la mente, en vez de usar los ojos como
Mike o yo.
- ¿Y vas a usar profecía si te lo pedimos?
-Sí.
¿Qué queréis ver? ¿Queréis saber de qué hablan las chicas cuando no
estamos delante? Porque ninguna le tiene mucho aprecio a Mike, dicen... bueno, hay una que...
-No,
no queremos saber qué dicen las chicas de mí, gracias, Albert. -
interrumpió Mike abruptamente. - Queremos saber dónde está Kitty. No ha venido hoy a clase y estamos un poco preocupados, porque hemos ido a buscarla con Lucas y bueno...
-Está bien. Acercaos. Dejadme conectar nuestras mentes.
Cuando nos conectamos pude ver imágenes de la mente de Mike, y comprendí que eran sus recuerdos. Como pokémon psíquico, sabía que algún día yo también aprendería a viajar por las mentes de otros pokémon
y que podría ver sus pensamientos y sus recuerdos, pero los movimientos
psíquicos tan complejos se me daban mal. Además, nadie llegaría nunca
al nivel de Alakazam, el gran líder del equipo explorador, o al nivel de su hijo, Albert.
En la mente de Mike podía verme a mí mismo jugando con él, el colegio, nuestros compañeros, los padres de Mike, que eran una Poliwrath y un Clawlitzer...
Todo
esto se cortó de repente y empezó a dar vueltas. Pude sentir como Mike
perdía fuerzas y casi se cayó, pero lo sujeté. Claro, Mike, al ser tipo
agua, nadaba mucho mejor que yo, pero no estaba acostumbrado a las
habilidades mentales de otros pokémon.
Intenté
centrarme en la visión. Todo era oscuro y confuso, aunque era una
visión muy buena para alguien que estaba tan sólo al nivel 12. Pude
atisbar una figura que parecía Kitty. Estaba junto a dos pokémon que no podía reconocer. El lugar, sin embargo, me resultaba vagamente familiar...
Entonces,
la ilusión se cortó repentinamente. Albert había terminado de usar
profecía. El movimiento, al no poder ejecutarse dos veces seguidas, no
podría ayudarnos de nuevo. No al menos lo suficientemente rápido como
para rescatar a Kitty.
-Ya no hay lugar a dudas. La han secuestrado. - dije, con tono grave.
- ¡LO SABÍA! - exclamó Jack, que estaba lo suficientemente cerca como para oírme. Sus antenas de chinchou
comenzaron a encenderse y apagarse a ritmos desiguales, como sucedía
siempre que se ponía nervioso (es decir, la mayor parte del tiempo). -
¿La van a matar, ¿verdad? O peor, ¡la venderán como esclava! No puede
ser...
Mientras
Jack seguía dramatizando, Mike y yo nos miramos. Mike había atisbado
aquella visión peor que yo, pues mi tipo psíquico me facilitaba las
cosas, y a él su tipo agua no.
- ¿Qué lugar podrá ser ese? Estoy seguro de que es una cueva, pero no se dé cuál de ellas se trata. - Dijo Mike, pensativo.
-Quizás
sea la Cueva destello... No, es demasiado oscura... ¿La gruta profunda,
quizás? no creo que sea el Gran Cañón, está demasiado lejos...
Miré
a Albert, con la esperanza de que volviese a ayudarnos, pero nuestro
amigo había vuelto a encerrarse en sus pensamientos, ajeno al mundo. Ya
faltaba poco para que terminara el recreo, así que más nos valía ir a
clase.
-Mike, déjalo, no podemos hacer más- dije-. Vayamos a clase y contémosle lo sucedido al señor Loom. El sabrá qué hacer.
-Pero Roy, ¿te has vuelto loco? - si Mike hubiera tenido manos, se las habría llevado a la cabeza. - Kitty está en peligro, no podemos ir a clase así sin más. Tenemos que rescatarla.
Mike tenía razón y yo lo sabía. A pesar de que implicase faltar a clase, tenía que ir a rescatar a Kitty. Era lo que cualquier pokémon honrado hubiese hecho en mi situación.
-Tienes razón. Pero... ¿cómo vamos a saber dónde está Kitty?
- ¿Y tú me lo preguntas? ¡Usa tu casco telepatioso ese y descúbrelo!
-
¡Qué no es un casco! Ya te vale de meterte conmigo… y ya sabes que mis
movimientos psíquicos no son tan buenos como los de Albert...
-
¿Y? Eres nuestra única esperanza, no hay más alumnos de tipo psíquico
en el cole. Jack no está en condiciones de ayudarnos. Usa algún
movimiento que te haga más listo y concéntrate.
Un
movimiento que me hiciera más listo... Lo cierto es que paz mental
podría servir. No me hacía más listo (no existe ningún movimiento que te
haga más listo por arte de magia, para eso hay que estudiar), pero me
ayudaría a concentrarme.
-Vale. Mike, voy a intentar usar paz mental. Pero no me hará más listo, su efec...
-Qué sí, que me dan igual los detalles, venga, arreando.
Me
concentré para usar el movimiento. Paz mental era un ataque que había
aprendido poco tiempo antes y que aún no había utilizado en serio, sólo
una vez para probar.
Cerré
los ojos y dejé la mente en blanco. Nada tenía que turbar mi mente.
Cuándo lo logré pude visualizar una gota de agua cayendo en el centro de
un lago, con precisión, lentamente. El lago se mantuvo tranquilo,
soportando las ondas concéntricas viajar por su superficie sin perturbar
en absoluto la calma reinante en él. Cuándo terminó, pude notar mi mente
agudizada, lista para enfrentarse a cualquier reto. Al volver a pensar
en la cueva en la que se hallaba Kitty,
visualizaba la cueva de la visión de Albert con mayor claridad, como si
me hubiera puesto gafas. Aquel sitio se me hacía vagamente familiar.
¿No había estado yo allí durante alguna excursión familiar?
- ¡Eso es! ¡Se trata de la Cueva Sonora! Tiene que serlo.
-Bueno, pues vamos. - dijo Mike, cogiendo su mochila y dándose la vuelta.
-Eh,
espera. Si nos vamos ahora, nos perderemos las clases de la tarde. No
podemos faltar a conocimiento del medio. Hoy íbamos a estudiar las
placas tectónicas, a Groudon y a Kyogre. La semana que viene hay examen. ¿Es que quieras suspender?
-Tío, hay que salvar a Kitty. ¿Quién quieres que vaya? ¿El agente Magnezone? -Mike me miró alzando una ceja, crítico.
-Tienes razón. Eso es más importante. Vamos a la Cueva Sonora. Pero… ¿deberíamos pedirle a alguien que nos acompañase?
-No, que seguro que se lo cuentan al profe. Venga, vamos. Paramos primero en Bazar Keckleon a comprar unas manzanitas, ¿vale?
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